
Miles de clientes de la antigua Bankpyme -actualmente absorbida por Caixabank- perdieron los ahorros invertidos en bonos de la constructora Fergo Aisa, un producto que se les ofreció ocultando su verdadera naturaleza y bajo la falsa apariencia de tratarse de un depósito garantizado a 5 años y sometido a un pacto de recompra por parte de la propia Bankpyme.